viernes, 4 de mayo de 2007

Sonetos


A tu abandono opongo la elevada torre de mi divino pensamiento. Subido a ella, el corazón sangriento verá la mar, por
él empurpurada.
Fabricaré en mi sombra la alborada, mi lira guardaré del vano
viento, buscaré en mis entrañas mi sustento... Mas, ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada? mi corazón al agua, y de este modo fuese el mundo un castillo hueco y frìo...
Que tú eres tú, la humana primavera, la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!... ¡ y soy yo sólo el pensamiento mìo!.

Juan Ramon Jimenez.

Pocahontas.
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